El espanto llamado el silbón es uno de los más populares dentro de las historias y leyendas de la cultura venezolana. Un ser humano que fue capaz de asesinar a su padre para así poder llevar algo de comer a en sancocho es lo que muchos cuentan y relatan de generación en generación.
Este espanto de los llanos venezolanos, es recordado siempre en distintas reuniones sociales, conversaciones y charlas entre familiares, amigos y conocidos, normalmente este ambiente de espantos se genera cuando alguien está pasado de tragos y trae a colación dicho tema. De inmediato al referirse a este espectro, el inconsciente cerebral comienza a ejecutar visiones, y hasta sonidos que traen al momento la mismísima imagen de tan repulsivo ser.
El conocido silbido, el cual usaba para lamar a las presas que solía cazar junto a su padre (lapas para ser exacto) llegan al oído de mas de uno en el grupo, sensación de frío y un sentimiento de terror inunda a cada miembro de la conversión impulsándoles a dejar de hablar pero aun preservan las ganas de seguir adelante y tratar de hallar la respuesta tan buscada en la noche... ¿aún existe este espanto en un mundo tan adelantado?
Es ahí cuando salta un guapo y responde que si, pues en muchas ocasiones a ido a Elorza y allá mismo, en Apure lo ha enfrentado, y hasta el mismo perro del Silbón, Tureco, ese que le muerde los talones por toda la eternidad, fue capaz de enfrentar. Cuentos van y otros vienen, el hecho es que no hay ningún venezolano que no afirme haber tenido o sabido algo de este caballero de la noche que asusta a los parranderos y sin vergüenzas, no sólo en los llanos, cuentan que a más de uno en cualquier callejón oscuro se le ha aparecido.
Este espanto de los llanos venezolanos, es recordado siempre en distintas reuniones sociales, conversaciones y charlas entre familiares, amigos y conocidos, normalmente este ambiente de espantos se genera cuando alguien está pasado de tragos y trae a colación dicho tema. De inmediato al referirse a este espectro, el inconsciente cerebral comienza a ejecutar visiones, y hasta sonidos que traen al momento la mismísima imagen de tan repulsivo ser.
El conocido silbido, el cual usaba para lamar a las presas que solía cazar junto a su padre (lapas para ser exacto) llegan al oído de mas de uno en el grupo, sensación de frío y un sentimiento de terror inunda a cada miembro de la conversión impulsándoles a dejar de hablar pero aun preservan las ganas de seguir adelante y tratar de hallar la respuesta tan buscada en la noche... ¿aún existe este espanto en un mundo tan adelantado?
Es ahí cuando salta un guapo y responde que si, pues en muchas ocasiones a ido a Elorza y allá mismo, en Apure lo ha enfrentado, y hasta el mismo perro del Silbón, Tureco, ese que le muerde los talones por toda la eternidad, fue capaz de enfrentar. Cuentos van y otros vienen, el hecho es que no hay ningún venezolano que no afirme haber tenido o sabido algo de este caballero de la noche que asusta a los parranderos y sin vergüenzas, no sólo en los llanos, cuentan que a más de uno en cualquier callejón oscuro se le ha aparecido.
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